El juego de Onetti

Según el reivindicator, el juego de Onetti, como estrategia marital, consiste en enviar fotografías que alimenten los celos de la persona, hasta volverlo inestable y sediento de cama. Puede convertirse en una verdadera tortura y terminar mal, por eso, el reivindicator aconseja que, si usted se encuentra en semejante situación, no debe reaccionar, no haga nada; excepto una cosa de vital importancia, debe ponerse en contacto con un especialista, como él, por ejemplo. El juego de Onetti, entonces, se convierte en un panfleto publicitario de los trabajos del reivindicator Roger Montero, más que en una selección de relatos. Podremos leer y entender cómo reaccionar ante El arte de caerse de culo, El himen perfecto o La mujer del cosmonauta. Este libro de Alejandro Cernuda ha sido traducido al italiano y al portugués.

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El arte de caerse de culo

Al llegar a la cima del filón y sin mirar el pueblo de Amaya el reivindicator se limpió el polvo de los zapatos. Algunas fuentes señalan que hasta escupió para abrillantarlos; cosa poco probable, debido a la existencia de un escaso pero permanente hilo de agua justo en aquella parte del filón. Luego sí es seguro que estuvo mirando por un rato las casas blancas, levantadas a manera de laberinto alrededor de la iglesia de Santa Amaya de Trípoli, demasiado empinada con respecto a las otras construcciones. Salvo la iglesia o el almacén de trigo, lo demás eran viviendas de toscas piedras y tejas, marcadas por esa desolación que padecen a la hora de la siesta los pueblos de antigua tradición hispana. Tal vez el reivindicator buscó a vista de pájaro algún indicio que le demostrara cuál de aquellas era la vivienda de Farnesio Flores, el último maestro del arte de caerse de culo. Más...


Los textos que conforman este breviario, este manual, hacen una pequeña pero acuciosa búsqueda de la verdad de la condición humana puesta bajo la disyuntiva de conservar la moral o el amor. Pero los asuntos de la ética que tanto preocupan a la humanidad no parecen afectar a Roger Montero; o tal vez sí, y ponga por encima de todo principio su más alto deber desde los tiempos en que el Padre Shoon, famoso fundador de la Orden de los Reivindicator, intervino para resolver los amores entre Enrique II de Inglaterra y Rosamund Clifford. Eso es lo que han hecho muchos desde entonces y hace hoy Roger Montero: cumplir la misión de devolver el amor a quienes solicitan sus servicios.

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