El fin de la verdad
Fragmento del libro Tweet
Manual para viejos y señoritas (fragmento)
Cuando alguien se acercaba desde la avenida, siempre me to-mé el trabajo de alzar un poco las manos, interponía el periódico, para que ella no se acordara del recato y entonces descruzara las piernas. A Rebeca yo le parecía inmune con mis sesenta años… demasiado viejo, y entonces se permitió cruzar las piernas mien-tras Rosario le pintaba las uñas en el pupitre que un par de meses atrás yo recogí de la basura, para remendarlo y que ella pudiera ganarse un sueldo medio decente. El negocio fue bien desde el principio, no había competencia en el barrio y hay mujeres que necesitan arreglarse las uñas con una constancia atendible, incluso algunos jóvenes, con un desenfado que nunca voy a comprender. Más detalles