Erótica irreverente
Fragmento del libro
Vida y metamorfosis de Gregorio Samsa
Cuando Gregorio Samsa despertó una mañana, después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama, acostado con un pie sobre la mesa de noche y el otro justo en línea con el borde de la cama. Sentía una fuerte presión bajo sus calzones y al levantar un poco la cabeza, vio que su pene había crecido de una manera extraordinaria. ¿Qué me habrá pasado? se dijo y miró a su alrededor. De sus calzones rotos emergía un cilindro. Lo tocó con un dedo y constatar flacidez no le produjo alivio.
No era un sueño. Estaba todo en orden, por encima de la mesa, donde se encontraban varios paños –Samsa era viajante de comercio- e incluso en la pared de enfrente la foto de una revista que recortó y mandó a enmarcar, con aquella exótica dama que sostenía una boa de piel –es casi una boa- se dijo Gregorio Samsa mientras trató en vano de tocarse la punta de los dedos al tiempo que simulaba ahorcar su nuevo atributo. No era un sueño, pues al mirar a su alrededor se descubrió entre aquellas cuatro paredes harto conocidas. ¿Qué pasaría, pensó, si duermo un poco más y olvido todo esto? Pero era absolutamente imposible, pues estaba acostumbrado a dormirse bocabajo y no había forma de estar así sin sentirse incómodo con el tamaño actual de su miembro. Más...